MENÚ



Si la noche permanece y el alma no amanece

No soy cristiano, ni judío, ni mago zoroastriano.
Ni siquiera musulmán.
No pertenezco a la tierra, o a mar alguno.
La Naturaleza no puede poseerme o reclamarme,
Ni tampoco el cielo.
Ni la India, China, Bulgaria o Saqsín.
Mi lugar de nacimiento es la nada,
Mi señal tener sin dejar rastro
Tú dices ver mi boca, orejas, nariz
que mías no son.
Yo soy la vida de la vida
Yo soy ese gato, esta piedra, nadie.
Deseché la dualidad como trapo viejo.
Veo y conozco todos los tiempos y mundos,
Como uno, uno, siempre uno.
Entonces, ¿qué tengo que hacer para que admitas quién habla?
¡Admítelo y cámbialo todo!
Esta es tu propia voz rebotando en eco desde las paredes de Dios.


“Rumi”